3 de julio de 2010

AMIGO ROMÁN

AMIGO ROMÁN

Amigo Román: Sirva este escrito como agradecimiento a tantos años de ser el testigo mudo de mis frustraciones. No es una declaración de intenciones, es mi última oportunidad de no seguir negando lo evidente.
He vivido siempre como un soldado, obedeciendo órdenes imposibles, demostrando valentía y escondiéndome en este disfraz de mercenario. Muchas veces me has invitado a rebelarme, a abrir mi corazón, a despojarme de mi armadura para vivir en plenitud, pero siempre he elegido el silencio. Cuando escondía mis ojos enrojecidos por el llanto y te ponía la excusa de la alergia me sentía un fraude. Ahora ya no hay nada que demostrar, no hay nadie a quien defraudar, nadie a quién engañar, tengo la sabiduría y el valor de la edad y, sin embargo, soy más cobarde que nunca. Ahora que han pasado tantos trenes que no alcancé quiero que sepas que la respuesta siempre fue sí. Mario.





Marien